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Como cada primer miércoles de mes, me recogió con su deportivo camino a la cena. Hoy, casi un año después tocaba compartir de Búp Bê. Y si, era una muñeca. Vietnamita de casi treinta, aunque por su piel, no le echaba ni los veinte. Era la sumisa de un amo íntimo del mío.

Llegamos a la casa de él. La cancela para el coche esperaba ya abierta. Un chalet enorme, predominio del hormigón visto y vidrio, hermoso. Paro el coche y echando mano a la guantera, sacó un collar rosa que me colocó. Salió y abriendo mi puerta, me sacó tirando de la cadena q colgaba del collar. La puerta de la vivienda también a abierta, y junto a ella nos esperaba la muñeca. Un diminuto delantal negro a juego con su collar eran los únicos elementos en su desnudo cuerpo…

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