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Sonaban los acordes de un electrizante solo de guitarra. En ese momento sus manos desde atrás agarraron mis caderas dándole mayor voltaje al momento. Al fin se había decidido después de un buen rato de roces.

Apretando las caderas con fuerza y empujándome hacia arriba, no sin esfuerzo me subió en sus hombros. Sobresaliendo de entre toda la multitud me regaló una vista inmejorable de escenario y público. Acabada la canción, me giré para agradecerle el gesto y devolverle el regalo en forma de beso. La verdad que, fijándome bien no estaba mal a pesar de su edad. Mientras le observaba nuevamente me devolvió el beso, pero ya directo a la boca metiendo su lengua en ella comenzando a jugar con la mía. Una mano agarraba mi cabeza mientras la otra apretaba mis nalgas primero para posteriormente comenzar a levantar mi falda y pasar un dedo por la raja de mi culo…

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