Esperas nerviosa entre las bambalinas del Teatro Colón. Es el momento que llevas esperando toda tu ya no tan corta vida. Embebida en tu mejor tutú negro, todos tus hermosos crespos morenos recogido en un moño. Tu belleza tan solo requieres unos ligeros retoques de maquillaje. Aunque tienes grabada en la memoria cada milésima, tu mente da ultimo repaso.
Se asoma el ayudante y le apunta:
-“Señorita, pase. Mucha mierda”
Asientes con la mirada y tras cerrar brevemente los ojos, te diriges al escenario. El teatro es imponente. Palcos y butacas todo vacío salvo los tres maestros del Comité del Ballet Nacional sentados en tercera fila. Detienes tu breve repaso visual ante uno. A ese maduro, de pelo bohemio canoso y barba recortada ya lo conoces, y no de la danza precisamente…
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