“Los niños siguen durmiendo, Cariño” me dice mientras abre la gaveta de la mesilla de noche.
Mientras él va sacando la mordaza y la cadena y unas pinzas, yo dejo el libro de la Maxwell sobre la mía y destapo mis sabanas de coralina. Mi cuerpo totalmente desnudo salvo por el collar morado y los cilicios clavados en mis muslos, y un disimulado plug anal. Mis pezones ya duros y no por el fresco que hace, reciben con ganas las pinzas. Abro la boca para morder la bola del gag, q ata en mi nuca. Engancha la cadena de la argolla del collar y de un tirón me hace medio caer de la cama. Ya en cuatro en suelo gateo tras él. Salimos del cuarto, recorremos el pasillo y comenzamos a bajar las escaleras al garaje…
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