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Los dos jóvenes no se cortan en sus comentarios entre risas. Llevan así todo el rato. Te suenan sus caras, pero son algo mayores para ser amigos de tu hijo.

Apuras el Martini de un trago y de manera involuntaria te metes lentamente la aceituna en la boca ante la atenta mirada de ellos que esta vez, te desnudan con su mirada. Dejas dinero de sobra en la barra, coges el bolso y vas al baño. Sales de la cabina y te chocas de frente con uno de los jóvenes, mientras el otro está en la puerta del baño. Te quedas inmóvil…

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