21.85 marca el taxímetro. Pagas con la tarjeta y te bajas frente a una cancela de acero corten y un enorme muro blanco. Llamas al telefonillo y la cancela se abre. Cruzas el umbral y ante ti, una enorme casa moderna. Grandes voladizos, líneas rectas y predominio del vidrio al final de un jardín. En el porche inmóvil frente a la piscina un perro que te observa. Recorres el camino hasta la puerta principal, de madera sobre un recercado de vidrio.
Sin necesidad de llamar de abre a tu llegada. Entras y tras la puerta, una joven que apenas ha debido cumplir los 20. Por su forma de vestir no parece del servicio. Sin mediar palabra se gira y comienza a andar. Le sigues bajando unas escaleras que llevan al sótano. Al final del pasillo un cuarto de grandes dimensiones. Él sentado al fondo junto a una cruz de San Andrés. Una jaula, potro, cadenas colgando del techo, una cama, todo esto es parte del attrezzo…
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